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| Foto Yésica Nieraad |
La obra tiene algo de show al estilo del formato televisivo, pero esa mirada de frivolidad se enciende y se apaga con un aparente clic que separa un momento de otro.
Por Guadalupe Pedraza
Hay un juego en la cronología del relato, usando la fragmentación, la repetición de escenas que en momentos alude a una puesta de 360 grados.Nos mete de lleno la curiosa estructura de la obra, por lo interesante de ir agarrando el hilo que nos permita juntar las perlas del collar.
Posibles didascalias aparecen como parte del texto espectacular, generando esas rupturas rítmicas.
El trabajo es resultado de la tensión entre dramaturgia de escena y dramaturgia de dirección, para lograr una
dramaturgia propia sobre un tema difícil.
Nos esperan tres cuerpos, un maestro de ceremonias, un hombre y una mujer. Tres actores en un espacio medido de antemano, se ven dos puertas, pero hay muchas más que no se ven por donde uno entra y sale con la historia de cada uno.
Es el teatro que se permite romper con la cuarta pared, romper con un momento denso trayendo jazz y sonrisas.
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| Foto SHIVA |
La azarosa cercanía entre ambos personajes, el olor que no fue, el olor repugnante que se impone imaginar porque es nombrado una y otra vez.
Cuando aparece la mujer, lo más interesante, cuando ella aparece el sabor amargo de las palabras, el sonido de su voz dulce y la mirada perdida en sus sueños. Nos habla de
la herida, la vagina, las moscas, el olor otra vez.
Aquello que ocurre entre esta víctima de la trata, la explotación sexual y alguien, un vecino, quien se encuentra esquivo a la verdad constantemente.
La obra muestra el momento de la acusación de uno y otro,
la insostenible relación entre ambos personajes.
Todo es repugnante, el candado nuevo que cierra el portón donde una, dos, o más mujeres son retenidas, son inhaladas por el ultraje. Ninguna mujer espera esa vida, pero esa es la que le toca a miles, y como no hay quien pueda sobrevivir para contarla, esta actriz les da su cuerpo a la historia de multitud de niñas y mujeres arrancadas, apagadas, oprimidas.
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| Foto SHIVA |
::En palabras del director Marcos Bueno::
Este show
en donde los textos crudos, fuertes y sarcásticos no se guardan nada, plantean
una tensión entre ironía y belleza, siendo atravesados por una reafirmación de
verdad y denuncia. Lo poético aflora entre medio del show en su simpleza
espacial y temporal. Todo se repite cambiando de óptica y perspectiva. La obra
se arma y fragmenta frente a los espectadores, es ahí donde está su potencia.
Las distancias con “eso” que no podemos ver y algunas veces no queremos ver se
acortan para hacerse visibles y qué mejor manera de hacerse visible cuando un
espectáculo lo muestra entre música, moscas y aplausos.Audio producido por Ciego los espejos-Radio Revés