Teatro con la pelvis.
Oda al Tunga dirigida por Gastón Palermo, cuenta con varios actores de La Cochera.
"En Córdoba bailamos hasta la tragedia" grita la Menga en plena escena. Donde los actores no hacen de otros, sino de sí mismos, con sus nombres, sus particularidades y su arte.
En el final la fiesta como forma de sagrado ritual de perdón y esperanza en que a pesar de la tragedia seguimos vivos.
ODA AL TUNGA
Oda al Tunga dirigida por Gastón Palermo, cuenta con varios actores de La Cochera.
La
obra está instalada en la ciudad de Córdoba. Está referenciada en la
popular cultura del baile de cuarteto, que dicen algunos, se origina en
el interior de la provincia hace unos 50 años como hija de dos
inmigrantes europeos: la tarantela y el pasodoble.
Hoy se ha deslizado,
además de hacerse conocido en todo el país, en los discos de algunos
grupos o bandas de música de otros géneros, ya no es tan “mal mirada” por la clase alta. Y aunque en general ha adoptado mucho de
los métodos de la industria cultural, aún resguarda alguna historia
íntima de las barriadas marginales de esta ciudad. Más allá de hacer
covers de canciones pop, melódicas o de parecerse cada vez más un recital
masivo de bandas multinacionales, donde la forma tradicional de baile en ronda
se va ido perdiendo, el fenómeno del cuarteto conserva algunos rasgos de
una identidad urbana marginal cordobesa. Es ahí donde hace pie la obra,
con estos actores y actrices madur_s, capaces de hacer lo que sea, y con este
director joven y con mucha creatividad.
Foto Gentileza Gastón Palermo |
En el comienzo la escena arranca con la entrega de los libros al hombre toro quien los pisa y baila
sobre ellos, bajo la luz y nuestra mirada silenciosa, los cuerpos
semidesnudos de hombres y mujeres. Luego van a apareciendo los bailarines y las bailarinas, el hombre toro les sigue o son
llevados por él.
Aquellas
situaciones donde se naturaliza la discriminación, donde los derechos
humanos son violentados, donde la escuela se hace cómplice del estado
para pronunciar discursos hipócritas y arbitrarios... los juegos. Se
establece un juego entre la danza y el teatro, la música y el silencio,
se persiguen como el policía al ladrón. Nosotros somos más complejos
aún, hay policías que son ladrones, y hay silencios que son música, no
todo es tan blanco y negro, pero Oda al Tunga acerca
a todos a la verdad compartida, somos cuerpo, huesos, pelvis. Nos gusta
gozar, nos gusta olvidar, dejar de temer, dejar de llorar y reír alguna
vez.
"En Córdoba bailamos hasta la tragedia" grita la Menga en plena escena. Donde los actores no hacen de otros, sino de sí mismos, con sus nombres, sus particularidades y su arte.
Foto gentileza Gastón Palermo |
Por Guadalupe Pedraza. Córdoba/ Argentina